"Fue entonces cuando el Máximo
Artífice, sabiendo que no podía darle a esta
criatura algo que fuese suyo propio, decidió que sería algo común, tomado de todas
las cosas singulares y propias de las demás.
Tomó entonces al Hombre, obra suya imaginada como de naturaleza indeterminada,
lo puso en medio del mundo, y le dijo: “No
te he dado sede, ni figura propia, ni menos
algún peculiar don específico, oh Adán, con
el fin de que seas tú quien de manera libre
escojas, bien por tu voluntad o bien por tu
juicio, lo que tendrás y poseerás respecto
de tu sede y de lo que harás”. Y agregó: “La
naturaleza de las otras criaturas ya ha sido
definida según las prescripciones de las nobles leyes que la constriñen. Para ti, en cambio, no habrá coerción irremediable, pues será tu propio arbitrio, que he puesto en tus
manos, el que predefinirá lo que serás. Te he
puesto en medio del mundo para que desde
allí contemples, con comodidad, todo cuanto
éste contiene. No te he hecho ni celestial ni
terrenal, ni mortal ni inmortal, para que seas
tú mismo, como árbitro y honorable escultor
y modelador, quien puedas darte la mejor
forma que elijas. Podrás entonces degenerar a
la condición inferior de bruto, o podrás regenerar en la condición superior que es divina,
extraída del juicio de tu ánimo. ¡Oh, suma liberalidad de Dios Padre, suma y admirable felicidad del Hombre,
a quien le fue concedido ser lo que elija, ser
lo que quiere ser!."PICO DELLA MIRANDOLA, Oración por la dignidad del hombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario