miércoles, 11 de septiembre de 2019

EL BIEN APARENTE.

"El deseo, en cambio, ya se ha dicho que pertenece al fin, aunque unos opinan que pertenece a lo bueno y otros a lo que parece bueno. Pero a quienes dicen que el bien es lo que se desea les viene a resultar la conclusión de que no es deseable aquello que desea quien no elige rectamente (pues si es deseable, también es bueno, pero si es de esta otra manera, sería malo). Por su parte, para quienes dicen que lo deseable es aquello que parece bueno la conclusión es que el bien no es lo que se desea por naturaleza, sino lo que a cada uno le parece. Pero a cada uno le parece de una manera y, si se da el caso, cosas opuestas.
Por lo que, claro, si esto no es suficiente, habrá que decir, acaso, que el bien es lo deseable en términos absolutos y en verdad, mientras que para cada uno lo es aquello que lo parece. En efecto, para el hombre bueno lo será el bien verdadero, mientras que para el malo lo es cualquier cosa (lo mismo que también con los cuerpos: para quienes tienen una buena condición física serán saludables las cosas que sean tales en verdad, mientras que para los enfermizos lo serán otras; e igualmente lo amargo, lo dulce, lo caliente, lo pesado y cada una de las demás cosas): el hombre bueno juzga rectamente cada cosa y en cada una le parece lo que es verdad. Porque en cada disposición hay cosas propias, tanto buenas como agradables, y el hombre bueno se distingue quizá, sobre todo, por ver en cada caso lo que es verdad, como si fuera un canon y medida de ello. Para la mayoría, en cambio, el engaño se origina, a lo que parece, por causa del placer, pues éste es aparentemente cosa buena, aunque no lo sea, y, consecuentemente, eligen lo placentero como bueno, mientras que rehuyen el dolor como malo." ARISTÓTELES, Ética a Nicómaco 113a.

No hay comentarios: