sábado, 19 de abril de 2008

¿SOMOS LIBRES? (II)

Ofrezco a vuestra consideración este texto de Ortega y Gasset:

"Nuestra vida se decide a sí misma se anticipa. No nos es dada hecha - como la trayectoria de la bala a la que aludí el día anterior. Pero consiste en decidirse porque vivir es hallarse en un mundo, no hermético sino que ofrece siempre posibilidades. El mundo vital se compone en cada instante para mí de un poder hacer esto o lo otro, no de un tener que hacer por fuerza esto y sólo esto. Por otra parte, esas posibilidades no son ilimitadas; en tal caso no serían posibilidades concretas, sino la pura indeterminación, y en un mundo de absoluta indeterminación, en que todo es igualmente posible, no cabe decidirse por nada. Para que haya decisión tiene que haber a la vez limitación y holgura, determinación relativa. Esto es lo que expreso con la categoría "circunstancias". [...] No se vive un un mundo vago, sino que el mundo vital es constitutivamente circunstancia, es este mundo, aquí ahora.
ORTEGA Y GASSET, ¿Qué es filosofía?.

1 comentario:

Jesús dijo...

Parece ser que lo que defiende Ortega (y tantos otros filósofos)puede ser refutado por los experimentos realizados por Libet y publicados en 1983, acerca de la relación entre el movimiento voluntario y la voluntad-intención de llevar a cabo dicho movimiento. El trabajo de Libet generó un intenso debate, todavía vivo hoy, en el mundo de la ciencia y la filosofía ya que va a la raíz de lo que podríamos entender por libre albedrío. Según estos experimentos de Libet se registra en la corteza premotora de un sujeto el potencial premotor que siempre precede al movimiento voluntario. Este potencial premotor ocurre aproximadamente 700 ms antes de que se ejecute el movimiento. Pero lo interesante, como indican los resultados de Libet, es que dicho potencial premotor también ocurre antes de que el sujeto tome la decisión consciente de realizar el movimiento. Y ahí surge el debate. Según el propio Libet: “el acto voluntario comienza en el cerebro de una forma inconsciente antes de que la intención se haga presente en la conciencia”. Esto implica que el potencial premotor, además del propio movimiento voluntario, causaría la experiencia consciente de intención. Tanto es así, que si alteramos artificialmente la actividad de la corteza premotora mediante estimulación magnética transcraneal (TMS) se puede modificar, y así predecir, la decisión de un movimiento voluntario. En mi opinión, estos resultados van en contra de la mente autoconsciente y de la existencia de una voluntad filosóficamente libre (léase libre albedrío) que actúa sobre la actividad cerebral y guía nuestra conducta.